Historia de
paz

 La Universidad Autónoma de Occidente, ha decidido aportar desde la reflexión académica, a la transformación del conflicto social y armado en el cual se encuentra Colombia y construir un proceso para una paz sólida y duradera, para lo cual se requiere una participación conjunta de la sociedad en la etapa del posconflicto.

Casa por cárcel, monitoreo electrónico a distancia, entre otras alternativas para la resocialización de los internos, fueron algunos temas que hicieron parte de la agenda del ‘Congreso internacional sobre sistemas penitenciarios y carcelarios’. Los temas estuvieron a cargo de expertos de Costa Rica y Brasil.

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La pasantía comunitaria realizada por Manuel Vega y Gustavo Navarro, de la facultad de Comunicación Social de la Universidad Autónoma de Occidente, se tituló: Estrategia para promocionar el programa: ‘Recuperando principios y valores en familia’; la cual tuvo la participación de 40 internos de la cárcel Villahermosa. Esta iniciativa fue presentada durante el ‘Congreso internacional sobre sistemas penitenciarios y carcelarios’.

La Universidad Autónoma de Occidente aporta a la comprensión del conflicto armado colombiano a través de su proyecto ‘Piensa en Paz’, reflexiones académicas sobre el informe ‘Basta ya Colombia: memorias de guerra y dignidad’.

Los daños causados por el conflicto armado en Colombia se subdivide en los siguientes:1. Daños emocionales y psicológicos 2. Daños morales 3. Daños a la democracia (políticos) y 4. Daños socioculturales. En el primero de ellos se refiere a la afectación de la salud mental de las personas que fueron objeto de violencia; en el segundo a las burlas y humillaciones que recibieron por su condición étnica, religiosa o sexual o poner en duda su reputación moral; en el tercero se describe las trabas impuestas para la consolidación de vías participativas y pluralistas y en el cuarto la destrucción de referentes de identidad grupal y colectiva. Las mujeres en un momento dado sufren por partida doble, primero porque tienen que ver el momento en como asesinan o mutilan a sus esposos, hijos o hermanos y después tienen que cargar con el peso de los hogares, tienen que convertirse en cabeza de hogar y todo el impacto emocional y psicológico que esas acciones le generan en su vida cotidiana, familiar y social.

El capítulo referente a la justicia consta de tres partes. En la primera se caracteriza la relación entre guerra y justicia antes de 1987, época en que las relaciones entre guerra y justicia se enmarcan en un contexto de excepcionalidad en el manejo de problemas de orden público, que en la práctica implicaba la delegación en la justicia castrense de aquellos casos que se constituyeran en amenaza al orden y a la seguridad pública. El periodo se abre con la expedición de un Código de Procedimiento Penal en 1971 que crea la Dirección de Instrucción Criminal dentro de la rama judicial y se cierra con la sentencia de la Corte Suprema de Justicia que declara inconstitucional el juzgamiento de civiles por tribunales militares. El segundo periodo, descrito en la segunda parte de este capítulo, está circunscrito a los años 1987-1992, año en el que comienza a funcionar la Fiscalía General de la Nación. Se trata de un periodo, en muchos aspectos fundacional, caracterizado por un enorme dinamismo en materia de reformas al sistema judicial en general, y al judicial-penal en particular, que tiene lugar en el contexto de las discusiones de la Asamblea Nacional Constituyente y de unas  negociaciones fallidas con el narcotráfico que condujeron al Estado a un enfrentamiento agudo contra el Cartel de Medellín. El tercer periodo, con el que cerramos este capítulo, va desde 1992 hasta nuestros días.Desde la puesta en marcha de la Fiscalía General de la Nación, pasando por las importantes reformas introducidas en el 2000 (Sistema Mixto) y el 2004 (Sistema Penal Acusatorio), hasta las  discusiones actuales en torno a la justicia transicional, se ha configurado una etapa parcialmente distinta, caracterizada por la tecnificación progresiva[1] de la rama, el protagonismo creciente de los jueces en materia política y el desborde de la justicia por obra de altísimos niveles de violencia, ampliamente superiores a los registrados en cualquier otro momento de nuestra guerra.

 


[1] 4. Por medio de la Ley 600 del 2000 se introdujo un sistema procesal penal mixto; luego la Ley 906 del 2004 implementó un sistema de tipo acusatorio.

Piensa en Paz: entrevista con Germán Ayala Osorio, Comunicador Social- Periodista y Politólogo. “Ha habido siempre una política clara del Estado Colombiano y de varios gobiernos de reconocer por un lado que hay un conflicto armado, de desconocerlo en otras instancias, por ejemplo en la época de Álvaro Uribe, recordemos que él no reconocía que había conflicto armado interno y su política de seguridad democrática así lo aseguraba, él decía que había una amenaza terrorista y no un conflicto armado y ahora Santos vuelve y reconoce que efectivamente existe un conflicto armado interno”.

En Colombia hemos cometido un error  tremendo, al hacer una fractura del conflicto rural y del conflicto urbano, esto genera repercusiones para su proceso de resolución. Lo importante es que, y eso hay que tenerlo muy en cuenta para el análisis histórico, la memoria de las personas no siempre es la realidad, hay una distancia entre los hechos tal y cual cómo sucedieron y lo que queda en las memorias.

El papel del Estado en esta parte es doble, porque por un lado tiene el deber de ser garante de esos derechos y principios, y que su accionar no infrinja estas normas, asunto que en los 50 años de guerra que llevamos ha mostrado que el Estado ha sido incapaz de aprenderlos o de neutralizarlos.

Es tan complejo que necesariamente hay que focalizar diferentes aspectos para poder vivir realmente una paz más duradera y más estable en nuestro país.

Una de las características de este informe ‘Basta Ya’ es que las víctimas de este conflicto no son víctimas combatientes, no son militares, el 81.5% son civiles, a mí me parece que es importante cuantificar las víctimas para caracterizar de qué conflicto estamos hablando.

La memoria es un factor que contribuye a fijar la identidad de los individuos y los colectivos. Es definitivo saber quién hace la memoria y desde donde hace la memoria. Al hablar de la memoria, lo que se intenta es buscar las narraciones del dolor, contar las historias desde el sentimiento de los que sufrieron estos hechos, para que en un futuro cuando probablemente podamos llegar a una sensación final del conflicto, podamos establecer comisiones de la verdad que puedan identificar a profundidad los hechos que lleven la justicia y reparación .

La memoria y la guerra

Históricamente la memoria se hace en un posconflicto En Colombia se hace memoria en medio del conflicto Caso concreto del Informe ‘Basta Ya’

La Memoria del conflicto en Colombia como movilizador social

El informe ‘Basta Ya’ como una expresión de la memoria La memoria está en las organizaciones sociales La memoria está en las víctimas:

  • No como efecto residual de la guerra sino como el núcleo de regulación de la misma.
  • Superar la jerarquización de las víctimas y la sospecha frente a éstas.

La función de la memoria

La memoria factor explícito de denuncia y afirmación de diferencias La memoria es una expresión de rebeldía frente a la violencia y la impunidad Nueva conciencia del pasado forjado en la violencia del conflicto Caracterizar el conflicto para poderlo transformar y superar Tomar conciencia del daño a la víctima como afectación de toda la humanidad

Finalidad de la memoria del conflicto

  • Reconocer
  •  Visibilizar
  • Dignificar
  • Humanizar

Para ello es urgente el esclarecimiento de los hechos y comprender la lógica del conflicto.

Campos de la Memoria

  • Tierra
  • Impunidad
  • Déficit de ciudadanía y de democracia
  • Discriminación: étnica, sexual (la voz de la mujer)

Identificar daños para exigir la reparación y la justicia Identificar la memoria de la dignidad y la resistencia ante la guerra Expresiones de la Memoria Informes: documentos La memoria se teje, se canta, se danza, se cuenta La memoria se ritualiza Casos emblemáticos

Memoria y Futuro

  • Memoria para la venganza: negación de convivencia con el adversario Negación radical de la democraciaNo contribuye a superar el agravio: sin futuro
  • Memoria para la transformación del conflicto: construir la paz

Es necesario construir una memoria legítima que incorpore las diferencias, los contradictores, sus responsabilidades y se reconozca a las víctimas.

Instaurada la república tampoco hubo paz para los pueblos originarios, unos u otros bandos los involucraron en sus guerras partidistas. La guerra llamada de los ‘Mil Días’, 1899-1903- es un ejemplo, los Nasa y Yanacona en el Cauca, constituyeron el grueso de las fuerzas en conflicto. Participaron de ella,  de uno u otro bando, para conservar sus tierras y sus libertades que les prometió por un lado el liberalismo y por el otro el estado conservador. Entre 1914 a 1921, dirigidos por Manuel Quintín Lame, cientos de indígenas se levantaron en el Cauca, Tolima y Huila en defensa de su tierra, objeto de invasiones permanentes por parte de terratenientes y colonos, también se levantan contra el terraje, ignominiosa práctica  donde el indígena trabajaba para el terrateniente,  alquilado en su propia tierra.Quintín y su movimiento serían perseguidos por la aristocracia payanesa con la anuencia del Estado. Su idea de constituir una ‘república chiquita’ obedece a la idea de autonomía que aún hoy siguen reclamando. Victimas de persecuciones, exclusión, extinción de sus resguardos, han desarrollado un nivel de resistencia ejemplar, año a año nombran sus autoridades, acuden a las vías jurídicas, manifiestan su descontento en multitudinarias asambleas. En los años 1948- al 52, acusados de liberales o de conservadores padecieron en el campo las acciones más atroces de la ‘la violencia’ que dejó miles de  muertos… A fines de los años 1960 los vamos a encontrar unidos al movimiento campesino, pero pronto se desmarcan de él, sus intereses, dicen, no son los mismos. En 1974 organizan elConsejo Regional Indígena del Cauca, CRIC, primera organización indígena en Colombiaque, entre otras cosas, va a atraer todo el odio de terratenientes y aún de autoridades que los persiguen violentamente, Acusándolos de ‘comunistas’, agentes de las guerrillas, acusaciones que no cesan, hasta hoy. El CRIC, recoge los pensamientos de Quintín Lame, abolición del terraje; recuperación de los resguardos, autonomía, recuperación de sus propias autoridades, recuperación de sus lenguas originales, educación propia, etc… punto a punto el CRIC avanza y contribuye a fundar en todo el país las diversas regionales indígenas, organizaciones que han orientado la resistencia de los pueblos indígenas. Estas diversas organizaciones participaron en 1991 de la campaña a la Asamblea Nacional Constituyente, logrando ubicar en ella a dos indígenas, por la vía de la participación política electoral y otro por  el movimiento guerrillero Quintín Lame que accedió por las negociaciones de paz. Es aquí en esta acción política de vital importancia donde por primera vez quedan plasmados los derechos indígenas en la Constitución Política  de Colombia. Por fin son reconocidos como ciudadanos colombianos. Hasta 1991, antes de la  nueva Constitución, los indígenas no eran ciudadanos, eran considerados menores de edad. Se abría una gran esperanza de inclusión y respeto por los derechos… No obstante, seis años después 1996 una gran movilización indígena llamó la atención nacional e internacional, no bastaba con que los derechos estuvieran plasmados en el papel, si  los ciudadanos no se movilizaban en su exigibilidad. El CRIC en el Cauca ha sido un modelo de organización civil indígena muy importante, por sus aportes a  la  unidad, a la organización y  resistencia civil… sus declaraciones han sido enfáticas frente al estado y a la guerra, desde 1985 con la declaración de Vitoncó se dejó claro que el movimiento indígena no apoya a actores armados de ningún orden, ni guerrillas, ni paramilitares, ni  Estado…”ninguno obtendrá ventaja de nuestra participación”  el movimiento ha conminado a los actores armados abandonar sus territorios, a cesar el conflicto y para ello constituyó  un espacio de diálogo y convivencia en el Resguardo de La María, Piendamó, para hablar con los actores armados, espacio que ha sido rechazado por el estado. Hoy la guerra se ensaña en sus territorios, desplazando a cientos de ellos, por ello su propuesta de minga de resistencia que conjuga acciones jurídicas con protesta social. Han sido muy claros en que le apuestan a la paz y llaman al Estado al respeto por el territorio y sus derechos, pues durante el gobierno de Uribe Vélez fueron concedidos, sin consulta previa, cientos de territorios a multinacionales y allí las comunidades organizadas no cederán un centímetro, según afirman. Llaman la atención al Estado y a las guerrillas para que cese ya la guerra que afecta fundamentalmente a sectores campesinos, afro descendientes y a indígenas y exigen participación de la sociedad civil en los actuales diálogos de paz.

En los diversos intentos que habido de parte del Estado por hacer reparación, siempre se quedan en la parte de la reparación material, hubiera sido muy complicado concluir las formas de reparación mucho más amplias abarcando por ejemplo, el daño psicológico o el daño social.

La paz no es una cuestión que se soluciona entre dos partes involucradas, el Estado por un lado y los grupos al margen de la ley o alzados en armas por el otro, sino que realmente se está pensando la construcción de paz, no como si ese fuera el escenario de llegada sino que realmente ese es el escenario de partida.

  1. Abordar la cuestión de la construcción de paz implica pensarla de manera compleja y en relación con diversas formas de violencia.
  2. La construcción de paz implica el accionar de diversos estamentos. Es necesario buscar fortalecer la figura del Estado Social de Derecho y las políticas de inclusión social.
  3. Las experiencias de construcción de paz en comunidades es diversa. Las propuestas desde base la social, juega un papel protagónico, en especial la participación de las víctimas. La mediación de ONGs es clave.
  4. Importancia del reconocimiento de los Derechos Humanos y el Derecho a la Paz.
  5. Educación para la paz, investigación para la paz y construcción de paz desde escenarios educativos diversos.

Los medios lo que han hecho es replicar una suerte de catálogo de respuestas, una serie de repertorio de respuestas a la fuentes oficiales que siempre consultan, yo replantearía los valores noticia con los cuales los periodistas suelen elevar al estatus de noticia, los hechos de conflicto armado, porque bajo esa lógica no se puede cubrir un conflicto armado tan complejo. Para ambientar y consolidar el posconflicto se requiere modificar sustancialmente la propiedad privada de los medios masivos. Es urgente desconcentrar su propiedad y modificar los valores noticia, así como replantear los intereses de los anunciantes, especialmente, deben reorientar la forma como se representan la riqueza cultural e identitaria de un país pluriétnico y multicultural como Colombia. De igual forma, hay que reeducar a los consumidores.

La construcción del Estado – Nación en Colombia durante el 19 y parte del 20 nos ha mostrado un Estado extremadamente débil y en ese sentido un Estado débil genera una sociedad civil débil.

Las víctimas con un sentido de reconocimiento como tal, no solamente son capaces de entender su situación, sino a veces de comprender el conflicto, también de perdonar y dereconstruir el tejido social y eso si es un punto muy importante hacia adelante.

Casa por cárcel, monitoreo electrónico a distancia, entre otras alternativas para la resocialización de los internos, fueron algunos temas que hicieron parte de la agenda del ‘Congreso internacional sobre sistemas penitenciarios y carcelarios’. Los temas estuvieron a cargo de expertos de Costa Rica y Brasil.

La  Universidad Autónoma de Occidente, fiel a su misión de  “contribuir a la formación de personas con visión humanística, creativas y emprendedoras, a la generación de conocimiento y a la solución de problemas del entorno regional, nacional e internacional”,  ha decidido aportar desde la reflexión académica para  la transformación del conflicto social y armado en el cual se encuentra  Colombia, por este motivo se han asociado la facultad de Humanidades, la facultad de Comunicación y el departamento de Comunicaciones para poner en marcha el proyecto ‘Piensa en Paz’. Este proyecto inicia con un ejercicio sobre la memoria del conflicto, para lo cual ha tomado como punto de partida el análisis del informe del Centro Nacional de Memoria Histórica denominado ‘¡Basta Ya!: Colombia; memorias de guerra y dignidad’, el cual recoge un período muy significativo de la historia reciente del conflicto armado que padece nuestro país. Para llevar a cabo este propósito se convocó a expertos en cada uno de los subtemas, quienes son docentes de la facultad de Humanidades y el director del Centro Interdisciplinario de Estudios Regionales-CIER, quienes hicieron un acercamiento en profundidad a través de entrevistas que se enfocaron en temas como; El  sentido de la memoria; orígenes del conflicto;  caracterización del conflicto; los daños que genera el conflicto;  las víctimas y sus derechos; la resistencia de la población civil; la justicia; la reparación; medios de comunicación: conflicto y postconflicto y la construcción de paz. Esta serie de reflexiones académicas pretenden aportar para que la sociedad  colombiana, y la comunidad internacional,  tomen mayor conciencia de la necesidad de construir un proceso para una paz sólida y duradera, para lo cual se requiere una participación conjunta  de la sociedad en la etapa del posconflicto. Siguiendo el pensamiento de  Tzvetan,  continuemos esta reflexión teniendo en cuenta que,  “La memoria intenta preservar el pasado sólo para que le sea útil al presente y a los tiempos venideros. Procuremos que la memoria colectiva sirva para la liberación de los hombres y no para su sometimiento”   Jesús Alfonso Flórez López Decano facultad de Humanidades

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